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De "ideas" a "planes" para un mejor país

Esta es una historia de la vida real:


En el colegio tenía un documento de Word llamado “Ideas para un mejor país” y en mis aventuras de modelos de la ONU, voluntariado y acción social lo iba alimentando con lo que aspiraba en algún momento depositar en la mesa de alguien importante que lo tomara en cuenta.


Luego de un operativo médico en Quitasueño, Haina, recuerdo que agregué a la lista “un país en el que el embarazo adolescente no sea tan común” y también “un país con educación sexual de calidad”, “un país con acceso a servicios de salud dignos” y “un país en el que el hambre y la malnutrición no existan”.


Luego de un debate encendido sobre el bullying soñé con “un país en el que la identidad de las personas y las diferencias sean celebradas”.


En medio de una discusión sobre el control de armas escribí que quería “un país sin violencia armada”.


Recuerdo que al salir de una jornada de Write for Rights de creación de cartas para liberar a los presos políticos de Venezuela, incluí en la lista “un país en el que los políticos tengan que leer mis cartas”.


Al terminar una jornada de recolección de fondos para Techo soñé con “un país en el que cada persona tenga una vivienda digna”.


Luego de un viaje a Monte Cristi para conversar con los “regidores jueveniles” (un programa creado por la alcaldía del lugar) pensé “quiero un país que tome en cuenta las opiniones de los niños, niñas y adolescentes”.


Sigo queriendo todo lo anterior y si tuviera que agregar cosas a la lista (que les confieso sigue guardada la nube):


Quiero un país que incluya las 3 causales en el código penal.


Quiero un país que sancione el acoso sexual callejero.


Quiero un país que se preocupe por erradicar la pobreza menstrual.


Quiero un país que incentive la participación política de la mujer.


Un país en el que “hacer política” sea sinónimo de “servir a la gente”.


Quiero un país que ponga la educación como prioridad.


Quiero un país que abrace las culturas de sus pueblos.


Quiero un país que genere menos desechos y que los administre de forma eficiente.


Quiero un país con una licencia de paternidad razonable.


Quiero un país con un sueldo mínimo que dé para vivir dignamente.


Quiero tantas cosas pero por suerte les tengo a ustedes, que me acompañan y me dan fuerza para no quedarme en “quiero” y en “ideas”.


Ahora estoy convencida de que el documento debe llamarse “planes para un mejor país” y que en lugar de aspirar a tener un documento final para ponerle en la mesa a alguien con poder, debo tener un documento en constante construcción para ustedes y para mí, para el trabajo que hacemos en equipo.

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