Queridos/as dominicanos/as,
Nunca había hablado ni escrito sobre este tema porque normalmente prefiero apoyar y dignificar desde el respeto las opiniones de todos/as. Entiendo que es una cuestión sensible que activa los tabúes culturales más profundos, y por eso mismo, las discusiones a su alrededor casi nunca son productivas. Por años he estado en “conversaciones” sobre esto porque es un debate nacional y mundial más viejo que yo, y por años he cometido lo que hoy reconozco como un grave error: he asumido posturas neutrales que no tengo para no hacer sentir mal a los demás y no pelear con mis seres queridos que piensan diferente a mí.
Hoy, luego de pasar unos minutos leyendo cientos de comentarios en Instagram, me di cuenta de que es hora de hablar. No quiero convencerte de que cambies tu postura y apoyes las 3 causales si eso no te representa; estás en tu derecho de estar en contra... De eso se trata la democracia.
Sin embargo, no es tan fácil como decir en un comentario, desde una cuenta anónima, que la segunda causal es “un disparate” porque “hay muchas formas de prevenir el embarazo” o “mejor pónganlos en adopción”. Te explico el porqué: en nuestro país (y en todo el mundo) hay niñas pequeñas, adolescentes y mujeres que son abusadas y que en medio de uno de los peores momentos de su vida, en medio del trauma y las secuelas que deja el abuso, quedan embarazadas. Sí, existe la pastilla del día siguiente (esto también lo leí en un comentario), pero explícale eso a una adolescente menor de 15 años que aún está intentando comprender lo que implica ser sexualmente activa y es abusada por un familiar, un amigo o un desconocido... Ni hablemos del precario sistema de adopciones (casi imposibles de llegar a feliz término) que tenemos en nuestro pedacito de isla.
Sobre las otras dos causales: entiendo las preocupaciones, aunque no las comparto. Muchas personas hablan de lo corrupto que es el sistema y lo fácil que es bordear la ley, eso es cierto, no lo voy a negar, sin embargo, es la excusa perfecta para no llevar a cabo ningún cambio importante y quedarnos como estamos, entonces, no la acepto. Quiero que reflexionemos sobre lo que significa para una mujer pasar por la difícil situación que se expone en estas causales. No se les está obligando a abortar, se les está dando la oportunidad de decidir: decidir arriesgar o no su vida; decidir pasar o no por el traumático momento de ver nacer a un hijo o hija sin vida y al hacerlo, vivir tranquila con la decisión que tome, siempre apegada a sus principios y sus valores individuales, no a los que se le han querido imponer en la cultura que vivimos.
Y te hago una invitación a pensar sobre este tema con la mente en calma. Estar a favor de las tres causales no es estar a favor del aborto libre ni abrirle las puertas al “negocio de las clínicas abortivas” (otro comentario recurrente).
Las tres causales que proponemos aquí, en el 2021, fueron despenalizadas en más de 60 países alrededor del mundo antes del año 2000, no como una cuestión de deseo o capricho, sino como una necesidad y una respuesta al horror de los abortos clandestinos, los embarazos infantiles y adolescentes y la mortalidad materna.
Por último, los legisladores y otros funcionarios electos que hoy hablan a favor del tema, también lo hicieron durante su campaña. Nosotros los colocamos ahí donde están hoy y no esperábamos menos de su parte.
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