Cuenta la leyenda que cuando estaba muy chiquita, en el año 2000, me perdí en un enorme centro comercial. Mi mamá se pasó unos angustiosos minutos buscándome, hasta que me encontraron de lo más contenta hablando de la vida con un desconocido (que peligro, ¿verdad?).
Y es que así soy (y siempre he sido ). Podemos agregar que en el 2010 hice que mi colegio pidiera un permiso especial para que me dejaran ir a un viaje a New York a conocer las sede de Naciones Unidas y participar en un modelo de la ONU donde todos los participantes eran mayores de 16 años y yo tenía apenas 13...
Cuando tenía 17, fui a entrevistar a un comunicador corporativo para “ver cómo era su trabajo” y llenar los requisitos de mi trabajo final de orientación y ¿saben lo que pasó? Un año más tarde se convirtió en mi primer jefe y me dió la gran oportunidad de aprender cosas que hoy valoro un montón.
Después, en el 2016, conocí a mi mejor amigo en una reunión a la que ambos estábamos invitados y no hemos dejado de hablar desde entonces .
Un año más tarde, me lancé junto a dos de mis grandes amigos y sin saber lo que iba a pasar, aplicamos a una de las conferencias más importantes del mundo para emprendedores sociales... ¡Y nos aceptaron! El viaje a CGIU nos cambió la vida.
Un día del 2018 estaba en el café de uno de mis clientes supervisando la sesión de fotos de una chica y bueno, ¿qué les puedo decir? Al día siguiente nos fuimos juntas a una feria de mujeres y hoy somos amigas, ella es mi clienta y yo la admiro demasiado.
En el 2019 me compré un ticket para un concierto en París, sin tener pasaje ni visa... ¿Adivinen qué? Fue uno de las mejores experiencias de mi vida junto a mi amiga Angie
Y en el 2020, me atreví a adueñarme de este espacio que se llama Muy Humanos.
En fin, cuando ya te sientas seguro/a y tengas la madurez suficiente (niños/as ¡no hablen con extraños/as!), ábrete a conocer a las personas que se expresan a tu alrededor, aplica a esa conferencia o a esa beca, ve a esa cita, manda tu portafolio, dile a alguien “wao, me caes bien”. No sabes las sorpresas que hay allá afuera.
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